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El museo Hermitage de Ámsterdam cambia de nombre a H’Art Museum después de haber roto sus lazos con Rusia por la invasión de Ucrania

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El Museo Hermitage de Ámsterdam cambia de rumbo tras su ruptura con Rusia, anunciada en marzo de 2022, dos semanas después de la invasión de Ucrania. A partir del 1 de septiembre se llamará H’ART Museum y su nuevo modelo de trabajo está apoyado en la colaboración con tres colegas internacionales: el Museo Británico, el Centro Pompidou de París y el Museo Smithsoniano de Arte Americano, en Estados Unidos. Todos ellos presentarán sus colecciones en Países Bajos en un acuerdo que combinará grandes exposiciones con propuestas más íntimas. Sin fondos propios porque fue inaugurado en 2009 como una rama del Museo Estatal Hermitage de San Petersburgo, la sala holandesa ha sobrevivido hasta ahora con préstamos temporales de obras famosas y con algunas muestras itinerantes llegadas de otros países.

El trío responsable de los museos que colaborarán con el nuevo H’ART Museum ha arropado este lunes a su directora, Annabelle Birnie, que ha calificado la nueva programación que prepara de variada, “como las múltiples voces que reflejan este tiempo”. “Es un modelo contemporáneo y preparado para el futuro”, ha añadido. Después, ha calificado a sus acompañantes de “socios fundadores internacionales”, con cuyas colecciones “ricas y amplias” organizarán exposiciones en Ámsterdam. El Museo Británico tiene millones de piezas de todos los continentes. El Centro Pompidou posee uno de los conjuntos de arte moderno y contemporáneo más completos del mundo, y el Museo Smithsoniano de Arte Americano, que forma parte del Instituto Smithsoniano, cubre todos los movimientos artísticos de los Estados Unidos. Este último alberga “uno de los fondos más significativos e inclusivos de arte Americano”, según portavoces del Hermitage de Ámsterdam.

La primera entrega del nuevo ciclo está prevista para mediados de 2024 y estará dedicada a Kandinsky, con ayuda del Pompidou. En 2025 se espera traer todos los cuadros de la Leiden Collection, en manos privadas y una de las más importantes del mundo sobre la pintura holandesa de siglo XVII. Cuenta con 17 obras de Rembrandt “que se presentarán juntas por vez primera en una sola muestra”, aseguran las mismas fuentes. Para 2026 está en la agenda el poder femenino, con el apoyo del Museo Británico. El programa completo para los próximos años será anunciado a finales de 2023.

En marzo del año pasado, y superada la confusión inicial desatada por la invasión rusa de Ucrania, la dirección holandesa del Hermitage decidió que no podía mantenerse al margen amparándose en el intercambio cultural propio de los museos. “La guerra lo destruye todo”, explicaron entonces, para luego cancelar una exposición dedicada a la vanguardia rusa cuyas obras fueron devueltas inmediatamente. Sin ayudas públicas, y sostenido solo con donaciones, patrocinio de empresas y la venta de entradas, el acuerdo alcanzado en su día con San Petersburgo sobre estas últimas tuvo que ser explicado. La sucursal holandesa le entregaba un euro por cada tique vendido en Ámsterdam, y aunque se destinaba a labores de restauración no quisieron dar la sensación de que se estaba financiando a Rusia de este modo. Desde entonces, en Ámsterdam han salido adelante gracias a la solidaridad de sus colegas nacionales, que les han ido prestando temporalmente obras señeras. El Rijksmuseum cedió La Lechera, de Vermeer; el museo Van Gogh envió La Casa amarilla; la galería Mauritshuis, de La Haya, hizo otro tanto con el último Autorretrato de Rembrandt; desde Róterdam, el museo Boymans van Beuningen mandó La torre de Babel, de Pieter Bruegel.

A lo largo del último año ha habido también colaboraciones internacionales. Entre otras, con la National Portrait Gallery, de Londres, que prestó un recorrido por historias de amor, pasión y tragedia en el arte, titulado Love Stories-Art, Passion & Tragedy.Todo ello tuvo buena acogida, pero no aseguraba el futuro después de haber rondado el medio millón de visitantes anuales presentando las joyas guardadas en Rusia: desde maestros españoles a los tesoros del Oro Griego. La nueva etapa se propone “mirar más allá de las fronteras y abrir ventanas al mundo”. La sala holandesa está situada a la orilla del río Ámstel, del que toma el nombre Ámsterdam, en una de las zonas más bellas de la ciudad. El edificio data de 1683 y era un hogar de ancianos. De ladrillo rojizo, su remodelación llevó dos años —entre 2007 y 2009— y se diseñaron unos interiores modernos conservando la fachada y el patio interior.

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