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El concepto
La historiadora y curadora de arte, Karen Cordero Reiman, explica en entrevista que el arte feminista es aquel que hace alusión a las obras de las mujeres que se autodefinen como feministas o bien, es el que por sus características plásticas o acción social se puede definir como parte de este movimiento.
“Que coadyuva a una visión donde el tema del género, como un aspecto analítico y crítico, es central, porque se toma en cuenta para observar el mundo del arte y como herramienta para buscar una concientización y una transformación social que puede ser hacia diferentes lugares de acuerdo con los distintos feminismos”, menciona.
La catedrática originaria de Nueva York y radicada en México agrega que, desde su visión, ese tipo de expresiones se caracterizan por tener una crítica al concepto binario de género (hombre-mujer) y se acercan más a un humanismo.
Precisa que el arte feminista no es un estilo específico ni algo que corresponda a una esencia de lo femenino.
“Al contrario, comparte esta visión de criticar la idea de que hay un concepto de ‘la mujer’ como algo homogéneo o unitario y, en cambio, reconoce que hay una diversidad de mujeres y de vivencias que corresponden a momentos históricos, edades, lugares geográficos, clases sociales, cuestiones étnicas y muchos otros factores”, menciona.
Los antecedentes
La también integrante del Consejo del Museo de Mujeres Artistas Mexicanas(MUMA) comenta que el concepto de arte feminista comienza a utilizarse de manera colectiva y concreta para nombrar a grupos artísticos y a exposiciones en los años 70.
Aunque menciona que hay registro de exponentes que abordaron temas relacionados en décadas anteriores, como la artista María Izquierdo, quien realizó escritos en los años 40 sobre el papel de la mujer en el contexto posrevolucionario, o Concha Michel, cantante y activista política que se pronunció en favor de que las mujeres pudieran ejercer su derecho al voto.
“Si hiciéramos la historia del arte feminista autoconsciente en México sería a partir de los 70, cuando empiezan a haber grupos de artistas feministas y por las manifestaciones del movimiento feminista de esa época, donde hay aspectos que hoy llamaríamos performativos como la creación de monotes o la integración de la música, etc.
“Después, en los 80, cuando Mónica Mayer da cursos sobre arte feminista en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, y por el que formamos el grupo Tlacuilas y Retrateras. Nos compartió la importancia del trabajo en pequeños grupos, del trabajo colectivo”, narra.
Sobre el nuevo “boom” de este movimiento, la catedrática menciona que, si bien este tipo de expresiones no dejaron de existir a lo largo del tiempo, es a partir del año 2015 que hay una mayor presencia de colectivos de acción feminista que buscan crear espacios de formación y concientización desde el arte y otras prácticas sociales.
En cuanto a la memoria y preservación de estos antecedentes, señala que es fundamental que las nuevas generaciones se interesen en lo que se ha hecho en el pasado y exista un diálogo en torno a esto con la finalidad de que se construya la conciencia de una genealogía feminista.
La ‘tercera ola’
Para la divulgadora e historiadora del arte, Veka Duncan, el momento que vive actualmente el arte feminista puede observarse como una “tercera ola”, pues toma en cuenta la labor de artistas como Frida Kahlo; Carmen Mondragón, mejor conocida como Nahui Olin; Tina Modotti o Aurora Reyes.
Por lo que define esta etapa como una nueva ola del movimiento artístico que, en los años 70 y 80, tuvo mayor notoriedad con el trabajo de distintas voces, entre ellas, Polvo de Gallina Negra.
“Lo que pensaría que está pasando ahora es una tercera ola y me parece muy pertinente verlo de esa manera, porque hubo un momento en el que había, incluso, un reclamo de que las mujeres no tenían que estar haciendo siempre obra sobre ser mujer.
“Entonces había todo tipo de temáticas involucradas en la práctica de las artistas contemporáneas y creo que ahora el tema ha regresado a las cuestiones de género, a la manera en la que las mujeres viven la realidad actual, en el caso mexicano esto implica el tema de la violencia”, precisa.